Esta semana arranca la 51ª Edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, uno de las citas más importantes para el cine de animación y de terror en Europa y en el mundo.
Con motivo del festival, desde Samuráis Mediterráneos nos gustaría recordar la presentación en la edición de 2005 de la película «Gisaku«, la primera producción de animación japonesa realizada íntegramente en Europa. El largometraje, que quedó finalista en la categoría de mejor película de animación en los Premios Goya 2006, fue la primera obra como director del animador barcelonés Baltasar Pedrosa, y está ampliamente inspirada en los hechos históricos de la Embajada Keicho y del samurái Hasekura Tsunenaga. La película nace con la voluntad de acercar un poco más nuestra cultura y nuestra sociedad a Japón, con motivo de la Exposición Universal de Aichi en 2005.
El argumento gira en torno a Yohei, un samurái con poderes mágicos inspirado en Hasekura, a quien se le encomienda una importante misión que le llevará hasta nuestra península. La película es una muestra más del legado de la Embajada Keicho en nuestro país, que comienza con la huella del apellido «Japón» en la localidad de Coria del Río y que continúa hasta nuestros días a través de diversas actividades, como el estreno de la película «Las Huellas del Samurái».
La fórmula de una película de anime con tintes occidentales y latinos, dotada de un trasfondo histórico como el de la Embajada Keicho, constituyó una forma novedosa de hacer llegar al público japonés la realidad de nuestro país, destacando el productor del largometraje la buena acogida del público nipón.