Japón fue el primer país del mundo en construir vías ferroviarias dedicadas al transporte de alta velocidad. El terreno montañoso del archipiélago planteaba tanto la necesidad como el reto de conectar las principales ciudades niponas con la capital con el objetivo acelerar el enorme desarrollo económico que estaba viviendo el país.
El tren bala japonés, conocido como Shinkansen (en japonés, 新幹線 ‘nueva línea troncal’), empezó a operar en 1964, justo a tiempo para las primeras Olimpiadas de Tokio. Desde esa primera línea de alta velocidad, el Shinkansen ha experimentado una expansión y un crecimiento constantes. Con más de 350 millones de pasajeros al año, es de las redes de alta velocidad más transitadas del mundo. A pesar de la inmensa cantidad de pasajeros que llevan sus trenes, el Shinkansen no ha sufrido ni un solo fallecimiento ni lesión a bordo en sus más de 50 años de historia.
El Shinkansen es la vía más rápida y práctica de conocer Japón. El trayecto desde Tokio hasta Osaka dura tan solo 2 horas y media, frente a las 8 horas de trayecto por carretera usando un servicio de autobús. Cada tren cuenta tanto con asientos reservados como asientos libres, por lo que si no nos importa dónde vayamos a sentarnos, es posible subir sin hacer ningún tipo de reserva. Además, el uso del Shinkansen está incluido en el popular JR Pass de Japan Railways, que ofrece viajes ilimitados con todos los trenes de la compañía por un precio fijo a partir de 236 euros.
El tren bala es uno de los emblemas más característicos del país nipón. Es una experiencia segura, cómoda y excitante a partes iguales que todo apasionado de la cultura japonesa debería vivir algún día.